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La formación de saberes es considerada hoy una inversión en cualquier país. Con certeza, el retorno que un país recibe del conocimiento sería cada vez más un factor determinante de su nivel de competitividad. Esto implica lograr una interacción real entre la Universidad, la Sociedad y el Sistema Productivo en términos de aprendizaje generativo. Esta interacción es un proceso complejo, interactivo y abierto. Es un proceso complejo, altamente diferenciado según las circunstancias, ya que podemos reconocer una variedad de comportamientos (ej. Culturas empresariales distintas). Es un proceso interactivo por excelencia (ej.: aunque se concrete en la empresa una innovación tecnológica, es en gran medida, un producto social, incubado en un entorno determinado, habitualmente con fuertes referencias territoriales, en el que participan directa e indirectamente, muchos agentes que aportan sus conocimientos, iniciativas y competencias específicas). Finalmente, es un proceso abierto, sujeto a actuaciones entre los agentes que la generan y entre las actividades que la constituyen y no un proceso secuencial de transiciones lineales. La calidad de la interacción depende, esencialmente, de una variedad de rutinas y de convenciones sociales (un lenguaje común, modos de interpretación compartidos y confianza mutua) que pueden estimularlas o entorpecerlas. El presente trabajo presenta la situación de las Universidades de Tucumán en relación a los programas implementados para impulsar esta interacción. Se analiza descriptivamente, acentuando las acciones actuales y las líneas de trabajo a futuro. Este es un momento clave para potenciar el sistema de relaciones en que, tanto la Universidad como el sector Productivo, tomen conciencia que se necesitan mutuamente y vayan percibiendo que el reconocimiento de las diferencias y los intereses comunes pueden ayudar avanzar hacia un “estilo de desarrollo” adecuado a la región. La intensificación de la interacción se debe, fundamentalmente, a cuatro circunstancias interrelacionadas entre sí : en primer lugar, el propio desarrollo de la ciencia en ciertos campos que se caracterizan por una mayor aplicación en el campo comercial; En segundo lugar, hay que considerar las restricciones presupuestarias que pesan sobre las Universidades. Esto las ha forzado a buscar fuentes de financiamiento complementarias a las habituales; En tercer lugar, el creciente contenido científico y tecnológico de la producción industrial y, también, de ciertas actividades de servicios, hacen que muchos de los resultados de las investigaciones universitarias resulten más valiosas para las empresas. Finalmente, la constatación de la creciente eficacia de los mecanismos de transferencia de conocimientos científicos y tecnológicos generados en las universidades hacia las empresas y asimismo, la mayor demanda por parte de las mismas de personal cualificado para llevar a cabo actividades de investigación aplicada en su seno. |
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